Lo más probable es que los objetivos climáticos de la Comisión Europea sean inalcanzables, pero sin duda, generarán enormes costes en su aplicación, los cuales correrán a cargo de cientos de millones de europeos, obligados a realizar costosas inversiones y sacrificios inútiles. Las más destacadas, entre las muchas consecuencias negativas de las políticas de la UE conocidas colectivamente como el Pacto Verde Europeo, serán la destrucción de la competitividad de la economía europea, las multas previstas a los particulares por mantener sus hogares calientes, la imposición de impuestos innecesarios al transporte, la eliminación de la agricultura doméstica o la restricción de la capacidad de las personas para viajar. Su objetivo teórico es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% para 2030 en relación con los niveles de 1990, y llegar a cero emisiones en 2050. Estos objetivos superan las capacidades reales de la Unión Europea y, lo que es igualmente importante, aunque se alcanzasen, no reducirían significativamente las emisiones globales supuestamente causantes del cambio climático mundial, ya que los países de la UE son responsables sólo de una pequeña parte de las mismas.

Los mayores retos a los que se enfrenta Europa hoy en día, aparte de la guerra que asola el área oriental, son la prohibición de matricular vehículos con motor de combustión, la introducción de los sistemas de comercio de derechos de emisión ETS I y ETS II (que afectarán directamente a las familias europeas) y, por último, la Directiva sobre edificios que prevé sanciones por no “modernizar” las viviendas. Para colmo, se trata de problemas autoinfligidos y totalmente evitables. Seguir con la ideología del ecologismo provocará el empobrecimiento de las sociedades europeas al elevar artificialmente el coste de la vida e imposibilitar la satisfacción de necesidades tan básicas como calentarse en invierno o preparar las comidas. Los continuos intentos de aplicar los objetivos climáticos de la UE suponen una amenaza para la seguridad energética y financiera de los europeos. No queremos volver a los días en que las familias europeas vivían en la incertidumbre sobre su futuro.

Por lo tanto, por cuanto y en tanto estamos gravemente preocupados por la prosperidad de nuestro continente y por la necesidad de preservar la estabilidad y la seguridad, le exigimos que detenga inmediatamente la aplicación de soluciones climáticas de la UE que imponen costes innecesarios a los ciudadanos. También le exigimos que tome medidas en el Consejo Europeo para invertir el rumbo ideológico de la Unión Europea en cuestiones climáticas.

Jefes de Gobierno de los Estados miembros de la Unión Europea

Señoras y Señores

Como ciudadanos de los países de la Unión Europea, nos gustaría recordar a los gobiernos de los Estados miembros de la UE las razones por las que se creó la Comunidad Europea. Uno de los objetivos primordiales de la creación de esta organización internacional era hacer realidad la aspiración común de los pueblos de Europa de garantizar la seguridad y la prosperidad. Mientras tanto, la Comisión Europea (no elegida por los ciudadanos de los Estados miembros de la UE y ajena a su control democrático) prepara una serie de directivas y reglamentos sucesivos motivados por la ideología del ecologismo, que están sumiendo en la miseria y la inseguridad a millones de familias europeas.

Lo más probable es que los objetivos climáticos de la Comisión Europea sean inalcanzables, pero sin duda, generarán enormes costes en su aplicación, los cuales correrán a cargo de cientos de millones de europeos, obligados a realizar costosas inversiones y sacrificios inútiles. Las más destacadas, entre las muchas consecuencias negativas de las políticas de la UE conocidas colectivamente como el Pacto Verde Europeo, serán la destrucción de la competitividad de la economía europea, las multas previstas a los particulares por mantener sus hogares calientes, la imposición de impuestos innecesarios al transporte, la eliminación de la agricultura doméstica o la restricción de la capacidad de las personas para viajar. Su objetivo teórico es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% para 2030 en relación con los niveles de 1990, y llegar a cero emisiones en 2050. Estos objetivos superan las capacidades reales de la Unión Europea y, lo que es igualmente importante, aunque se alcanzasen, no reducirían significativamente las emisiones globales supuestamente causantes del cambio climático mundial, ya que los países de la UE son responsables sólo de una pequeña parte de las mismas.

Los mayores retos a los que se enfrenta Europa hoy en día, aparte de la guerra que asola el área oriental, son la prohibición de matricular vehículos con motor de combustión, la introducción de los sistemas de comercio de derechos de emisión ETS I y ETS II (que afectarán directamente a las familias europeas) y, por último, la Directiva sobre edificios que prevé sanciones por no “modernizar” las viviendas. Para colmo, se trata de problemas autoinfligidos y totalmente evitables. Seguir con la ideología del ecologismo provocará el empobrecimiento de las sociedades europeas al elevar artificialmente el coste de la vida e imposibilitar la satisfacción de necesidades tan básicas como calentarse en invierno o preparar las comidas. Los continuos intentos de aplicar los objetivos climáticos de la UE suponen una amenaza para la seguridad energética y financiera de los europeos. No queremos volver a los días en que las familias europeas vivían en la incertidumbre sobre su futuro.

Por lo tanto, por cuanto y en tanto estamos gravemente preocupados por la prosperidad de nuestro continente y por la necesidad de preservar la estabilidad y la seguridad, le exigimos que detenga inmediatamente la aplicación de soluciones climáticas de la UE que imponen costes innecesarios a los ciudadanos. También le exigimos que tome medidas en el Consejo Europeo para invertir el rumbo ideológico de la Unión Europea en cuestiones climáticas.